Es símbolo de la gastronomía nacional, es reconocido a nivel mundial, un majar orgullosamente poblano, cuyo origen se encuentra en el año mil 700, cuando Sor Andrea de la Asunción, internada en el convento de Santa Rosa de Lima, buscaba un nuevo platillo que fuera digno del virrey español don Thomas Antonio, quien visitaba el lugar.
Sor Andrea fue tomando varios ingredientes, chile mulato, chile ancho, pero se da cuenta que es muy irritante y lo empieza a desgastar con cosas amargas como el cacao, almendra, y chocolate, es una mezcla de ingredientes, porque no le agregamos tortilla quemada, también le agregó anís, el mole es una mezcla de 4 picantes, 18 ingredientes y aun así le faltaba una especie más que era el pollo el guajolote. Fue así como nació este platillo cuyo nombre surgió casi a la par a consecuencia de un error de pronunciación, pues Jesús Vázquez señala “el aroma lo perciben las demás monjas, les causa tentación y cuando encuentran a Sor Andrea en uno de los metates, rompen el voto de silencio, y exclaman: que bien mole, madre chile, a los que Andrea responde es muele el chile, no mole el chile, por dios pero gracias por darle el nombre a mi platillo, entonces aquí justamente nance el nombre del mole poblano”. Una exquisita comida barroca, fusión de la gastronomía indígena y colonial que les valió el reconocimiento del propio virrey, quien dio órdenes precisas para premiar a las creadoras del mole y les mandaron a forrar en azulejo de talavera poblana la cocina, desde piso, paredes, arcos, hasta la bóveda.